Simplemente fue desapareciendo de nuestras vidas, sin decir palabra alguna. Se marchó sin más. Y mira que proporcionó momentos de placer a nuestros paladares y a nuestros dedos. De niños y de no tan niños. Si no eras demasiado habilidoso, los dedos se pringaban de chocolate, vainilla y nata en un santiamén.
Estoy hablando del "corte". Del famoso corte de toda la vida, el de 3 sabores, el de nata, el de turrón o el de chocolate, que sin saber cómo, ya fuera porque no era rentable o porque el público no lo demandaba, quién sabe la razón, se marchó de nuestras vidas.
Pero por suerte, una heladería en Barcelona, ubicada en la calle Casanova, esquina con Londres, desafiando las modas, sigue ofreciendo a sus clientes tan suculento y tradicional corte a sus clientes. Para chuparse los dedos.
*Gracias, Claris, por el chivatazo.