domingo, 25 de abril de 2010

Y con un Loco me crucé

"Barcelona ciudad", como su autor comenta, es un libro con una historia donde Barcelona es su decorado, su telón de fondo, pero también es una Barcelona que ya no existe.
Es, en definitiva, el documento que José María Sanz, Loquillo, ha escrito para dejar testimonio de todo lo que él vivió en primera persona a finales de los setenta y la década de los ochenta. Desde su crítico punto de vista, revisamos aquellos momentos políticos, sociales y musicales que tuvieron lugar en la ciudad. Si viviste aquella época, el libro te gustará. Y mucho.
Como recordaréis, "Barcelona ciudad" también es el título de una de sus canciones más populares y famosas (..."Barcelona ciudad no existe un solo lugar donde poderte colgar en Barcelona ciudad."....), compuesta a la par con Sabino Méndez.
Pues eso, que este Sant Jordi con un Loco me crucé... y su "Barcelona ciudad" me regalaron.

jueves, 15 de abril de 2010

Divina conexión

Parece que no hay suficientes religiones/problemas en el planeta para que ahora otra se apunte a larga lista de divinidades. Pues nada, aquello de "Te alabamos, Señor", desde hoy se transforma en "Conectamos contigo, Wi-Fi"

viernes, 9 de abril de 2010

De cartón piedra




En el vell Sarrià encontré estas dos estampas de animales domésticos de cartón piedra. Totalmente ficticios. Aunque no dejan de ser curiosas y sorprendentes.
Sería interesante descubrir cuáles son sus funciones. ¿Decorativas, tal vez? ¿El gato sirve para asustar a las palomas? Y el perro, ¿para intimidar a posibles amigos de lo ajeno? Una incógnita que dejo abierta a los paseantes de Barcelona 93.

lunes, 5 de abril de 2010

Mar y montaña

Una de las cosas buenas que tiene esta ciudad es que puedes visitar el mundo bucólico de la montaña y en quince minutos cambiar al cosmopolitismo de la playa. Y dicho y hecho, así transcurrió un día durante estas santas vacaciones.

La calçotada en Casa Juaco, restaurante escondido en la carretera de Horta.

El caminito frente al restaurante, con sorpresa final.
La sorpresa, en forma de espectaculares vistas.
Y unos cocktails para finalizar el día santo, en el Zahara Club, en plena Barceloneta.