Lo reconozco: a mí los payasos me dan miedo. No me gustaban de pequeño y menos ahora. Tienen algo detrás de esa vestimenta y ese maquillaje que los hacen oscuros, a mi entender. Y de golpe, me encuentro de morros en la avda. Diagonal, en un escaparate de Cosmetoda, este esperpéntico escenario: un payaso abrazando a un inodoro y los dos sentados en un banco. Vale que las marcas están por la labor de llamar la atención, pero esto no sé yo si ni siquiera sería demasiado surrealista para el propio Dalí.
De todas maneras, superado el impacto, uno le intenta encontrar un sentido coherente a esta postal. ¿Y si fuera todo una metáfora? El payaso no es un payaso. El payaso representa a lo que hoy conocemos como "los mercados" y evidentemente, representados en el payaso, parece que se descojonan de todos nosotros. El retrete no es un retrete. El retrete es el mundo, somos nosotros que estamos todos hechos una mierda gracias a los payasos de los mercados. Y para rematar la faena, el banco no es un banco. El banco es un Banco, de los que manejan dinero, que aguanta el juego del payaso y le da su apoyo completo y absoluto. Y si le cae un poco de mierda del excusado, pues tranquilo, que ya lo limpiaran a fondo.
Visto así, más parece un escaparate creado por un indignado que por una marca comercial. ¿Y si fuera todo una payasada?