viernes, 5 de junio de 2009

Otro que vuelve





Leía el otro día que los Spandau Ballet vuelven con una gira que pasará por Barcelona. Los viejos del lugar todavía recordarán su mítico concierto en Studio 54 por allá los primeros años 80. Camisas con chorreras, pantalones de montar a caballo y flequillos de estilismo "new romantic" invadieron aquella sesión. Lo cierto es que estamos viviendo un auténtico revival a todos los niveles de aquella gloriosa década.
Otro regreso esperado era el Bar Velódromo del carrer Muntaner, un local que no nació en los 80 pero que vivió una época dorada en aquellos tiempos. Después de muchos rumores sobre su futuro, ya está en plena fase de remodelación. Visto lo visto, parece que conservará al 100% su estructura y decoración original lo cual es de agradecer. Más de uno mirara estas fotos con nostalgia: años universitarios, gin tonics, su decoración vetusta,... Muchas noches en los 80 empezaban en el Velódromo y acababan en el no menos mítico Bikini (el original, no el del centro comercial).
Es más que probable que, al igual que el Bar Zurich, el Velódromo nunca recupere aquel espíritu canalla de otras décadas, pero al menos no ha sido pasto de una constructora con su correspondiente bloque de pisos. Yo, por mi parte, aunque sólo sea para rememorar batallas pasadas, volveré cuando abra sus puertas. Y seguro que alguna lagrima caerá.
*Dedicado a mis amigos Anna, Josep Maria, Lluís y Víctor.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi con ver esas fotos ya me cae la lagrimita.

Luis dijo...

Ufffffff....Cómo dicen los americanos, "thank you for the memories"... Tantas noches quedando allí, tantas rondas de calentamiento antes de salir a ver qué pasaba por la noche de Barcelona, tantas tonterías dichas junto a la máquina de tabaco que había al pie de la escalera central, tantos problemas -cuando el calentamiento se aceleraba demasiado- para subir la jodida escalera que venía de los lavabos, tantos exámenes a novios y novias, tantos conocidos que allí se trataban como amigos, tantos desconocidos que allí se trataban como conocidos, tantas anécdotas (la de veces que habré explicado yo una que empieza por la frase "vamos a poner Barcelona a vuestros pies" y acaba en la ladera del Tibidabo -como en la canciçón de Loquillo, que entonces no era aún un tipo insoportable-...). Tantas noches, tantas cosas.

Luego la vida te lleva por otros caminos; especialmente a mí, que ya no veo a tres de los citados, cuando durante un tiempo hasta teníamos un club. Pero, en fin, la vida es cambio de gente y escenarios -que si no resultaría muy aburrida- pero alguna gente y algunos escenarios nunca se difuminan, así que sé que tanto el Velódromo como todos los que se citan en esa última línea del post formaran parte imborrable de mi vida hasta que se acabe.

Jaume Solé dijo...

Vale, Luís. Ahora sí que me ha caído una lagrimita.

victor dijo...

a mi no se me cae una lagrimita. a mi se me levanta la mano para marcarle a nuestro garan aliado de la noche, el camarero, cuántos barcadis con naranja necesitábamos. Él sabía la cantidad de mililitros necesaria para que la noche fuera larga y provechosa. De hecho era el responsable de acabar en el bikini a las 6 de la mañana o en casa a las 2. Todo dependía de los mililitros de ron y de las sonrisas femeninas que nos rodeaban, que eran muchas claro. Y es que el ron tiene la particularidad de multiplicar por tres el número de chicas que uno tiene a su alrededor.
salu2 a todos y viva el ron!!!
cuidaros mucho y no se os ocurra pedir hoy un bacardi naranja, es infumable y da una resaca espectacular!!

Luis dijo...

Es verdad... No recordaba aquellos gestos con la mano levantada, sin necesidad de decir nada más. POr cierto, no sé cómo podíamos beber eso... ¿seguro que yo no le había echado cola aún? Qué asco, joer... Y la velocidad a la que caían. Me da a mí que hubo unos meses en los que bordeamos el alcoholismo social. En fin, viva el ron.

marc dijo...

Un bon blog! Em fan venir ganes de tornar a la ciutat.. Tens el meu suport pels 20minutos!