jueves, 22 de octubre de 2009

18:45 horas





Después de la tempestad viene la calma. Aplíquese a días tormentosos como el de ayer y a la vida en general.

lunes, 19 de octubre de 2009

El buho imperial




Os juro que he pasado cientos de veces por el cruce de Avda. Diagonal con Passeig de Sant Joan y jamás me había percatado de su existencia. Pero la semana pasada, circulando en moto una figura entre los árboles se iba haciendo cada vez mayor a medida que me acercaba al dicho cruce. Y allí estaba, majestuoso, cual aguila imperial, un enorme, un grandísimo, un pedazo de buho.
Por su ubicación en las alturas, entiendo que debía ser reclamo publicitario en anteriores décadas de alguna marca que desconozco. Lo cierto es que, como en algunos casos que ya hemos visto por aquí, sus amos se olvidaron de él y libre de ataduras este buho silencioso hoy forma parte del paisaje de la ciudad.
Ahí está el pájaro oteando tranquilamente el horizonte, contemplando el devenir de sus conciudadanos y la mar de feliz en su ático. ¿O será, en realidad, un radar camuflado del Ayuntamiento? ¿O una cámara de vigilancia?

domingo, 11 de octubre de 2009

¿Qué hora es? Las sostenible y cuarto.




Unos meses atrás comprobamos como la fachada de un edificio era aprovechada como valla publicitaria de un brandy desde hace bastantes décadas. Ahora nos encontramos con este majestuoso reloj de sol en una casa cercana a la Monumental, creo que ejemplar único en Barcelona en lo que corresponde a la categoría "reloj solar en pared edificio".
Ahora que está tan de moda y es tan necesaria una política medioambiental y de sostenibilidad, igual debería aumentar el número de estos relojes por la ciudad. Seguro que son algo más baratos que los arbolitos a pedales con los que decoró el ayuntamiento las calles la pasada navidad y que tanto éxito tuvieron entre los barceloneses.
Otra cosa es que actualmente entendamos los mensajes horarios de un reloj de estas características. Descifrarlos llevaría su tiempo.

martes, 6 de octubre de 2009

Pssst, pssst. Que estoy aquí.







En la calle Avinyó, punto de encuentro en Barcelona de lo más variopinto y multicolor ya sea a nivel de ser humano como de negocio, podemos encontrar la antítesis de lo que sería una buena ubicación para una tienda. Más que nada, lo que se le pide a un establecimiento es que esté a pie de calle para facilitar la entrada del transeunte interesado. Pero para contrarrestar este handicap, nada mejor que la imaginación al poder: un largo pasillo, el letrero luminoso de un hostal y, al final, una especie de misteriosa celda. Cuando traspasas la puerta con rejas, entras en un universo que incluye hipopótamo, maniquíes, velas y otros elementos que mezlados entre sí consiguen un aire surrealista. Curiosa manera de llamar la atención tiene este "escaparate". Una vez cruzas esta aventura daliniana, pasas al showroom de la diseñadora Gaby Pujol. Que aparte de su propuesta de diseño y moda, me parece interesante el concepto con el que trabaja: "Make a wish the first time you wear it". Inteligencia emocional, que le llaman.