domingo, 28 de diciembre de 2008

Niño y bicicleta




El Niño.
Durante estos días seguimos ejerciendo en Barcelona de aquello que llamamos espíritu navideño. Buena muestra de ello es este acto lleno de misericordia y amor. Con los primeros fríos invernales aposentándose en la calle, una alma caritativa decidió cubrir con un gorro de lana la cabeza de este niño abandonado a la intemperie. Todo un detalle que nos demuestra que la Navidad sigue calentando los corazones y la ciudad.
La bicicleta.
Aparcar en Barcelona no es tarea fácil. Lo sabemos. Ni para coches ni para motos. Y parece ser que para las bicicletas ahora tampoco. Obsérvese en la foto la posición de este vehículo a pedales: encima del muro y sujetado a la verja con una cadena. O tal vez, nada tenga que ver el problema del parking. Por su condición de mountain bike echaba de menos la vida en la montaña (con esas corredizas hasta la cima de los montes) y su dueño, en otro arranque de espíritu navideño, decidió que necesitaba unas vistas de la plazuela algo más elevadas que el resto de los mortales, para hacer más llevadera su vida urbana.
Una preciosa estampa navideña que tuvo lugar en la pequeña plaza de Marcús, justo en la ermita románica construida en el siglo XII bajo el mecenazgo de Bernat Marcús. Aunque si el amigo Bernat levantara la cabeza, dudo mucho que este retablo lo vinculara con espíritu alguno.

jueves, 18 de diciembre de 2008

¿Feliz Navidad?


La ciudad ya está decorada con sus mejores galas para recibir la Navidad (árboles eco-ilógicos del ayuntamiento incluidos). Luces, papás noeles, abetos y escaparates inundan las calles.
Aunque no sé yo si será por la situación económica actual que no se respira la alegría de otros años. No hace falta poner cebolla en los pucheros porque con lo que ahora mismo se está cocinando ya dan ganas de llorar.
Y como dedo urgando en llaga, nuestro guerrillero urbano, cual ave fénix que resurge de sus cenizas, nos recuerda en un escaparate navideño del centro de la ciudad que podemos mirar hacia otro lado durante estas fechas pero que la realidad no va a cambiar en unos cuantos meses.
¿Feliz Navidad? A pesar del negro manto que nos cubre, sí, Feliz Navidad a todos.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Y la cirugía estética mató su espíritu.




Retomando el hilo nostálgico del párrafo de la última entrada y casi a petición de dos comentaristas-tertulianos habituales de Barcelona 93, me gustaría mencionar al Café Zurich de la Plaça Catalunya. ¿Quién no había dicho alguna vez: "Quedamos en el Zurich" o "Estamos delante del Zurich"? ¿Quién no pasó más de una tarde o dos o tres o muchas en este bar? Un lugar histórico, punto de reunión de lugareños habituales, guiris despistados (por aquella época todavía no éramos pasto de los low cost), estudiantes, universitarios, modernos, postmodernos, new waves,... y otras tribus urbanas de los 80.
El Café Zurich es un buen ejemplo de cómo se puede matar el espíritu de un local, su alma, su esencia. Incrustarlo en el mastodóntico Triangle fue su muerte. Resucitó úbicado en el mismo lugar y con el mismo nombre, pero la cirugía estética lo cambió por completo.
Y los dos comentaristas-tertulianos hacen mención del Bar Velódromo que parece ser ha sido adquirido por una conocida marca de cervezas de Barcelona. ¿Qué queréis que os diga? Imagino que más de lo mismo cuando sea remodelado: mucha cirugía y poca alma.
Las fotografías que ilustran esta entrada fueron realizadas en su día por Lluís González Roig y son reflejo exacto de lo que era el Zurich. Míra bien estas fotos porque en ellas su alma todavía se puede tocar.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Especie Urbana Protegida

Encontramos una muestra de arte urbano del siglo pasado en la Plaça Rius i Taulet, del barrio de Gràcia: un cartel publicitario del año 1922. Lo sorprendente del caso es que haya una iniciativa por parte del Ayuntamiento de Barcelona, a través del Institut del Paisatge Urbà, que se preocupe por conservar esta clase de carteles.

La verdad es que no sé si esta iniciativa está demasiado extendida en cuanto a carteles publicitarios se refiere, porque tan sólo he visto este ejemplo. Pero es una acción loable, sin duda alguna. Ojalá este proyecto protector se hubiera implantado a principios de los años 80 para preservar no sólo carteles, sino también locales emblemáticos de la ciudad.

Me hubiera gustado que algún ayuntamiento, institución o persona también salvara a una obra tan elegante y llena de historia como el Café Canaletes de las Rambles. Porque mira que es triste morirse pero todavía más triste es reencarnarse en un mísero Burger King.