Dicen que nunca segundas partes fueron buenas, pero vamos a ver si rompemos con este dicho popular con esta nueva entrada. Hace unas semanas, hacía referencia a que en la Barcelona cosmopolita del siglo XXI, existían y sobrevivían casas de aspecto rural que proporcionan aspecto de pueblo a ciertas calles, sobre todo peatonales, de algunos barrios.
Tal vez estas muestras no son igual de "rústicas" que en la primera entrega, ubicadas en Les Corts. Tal vez su percepción sea más "burguesa", resultado de la concepción arquitectónica que otorgan a sus fachadas. Pero el hecho de ser casas de una o dos plantas y de principio de siglo XX, con carencia casi total de tráfico en sus calles, le confieren también ese aire de pueblo que algunas zonas del barrio de Sant Andreu disfrutan. Lugares que a media tarde se pueden recorrer tranquilamente con el silencio como compañero de paseo. Y eso sí que vale una segunda parte.
3 comentarios:
"Lugares que a media tarde se pueden recorrer tranquilamente con el silencio como compañero de paseo".
Bonito...
Lo que venía a decir es que la tan manida crisis (que en realidad va a ser un ajuste necesario y doloroso a los excesos que todos hemos cometido antes) ha creado nuevos espacios que responden a esa descripción. Ayer, a las seis de la tarde, me enfrenté a una imagen que no esperaba ver y me sorprendió, a medio camino entre el Apocalípsis y "Soy leyenda" (la peli en la que solo salen Will Smith y su perro): el enorme y megapublicitado centro comercial de mi pueblo... ¡vacío! Si ví más de 15 personas en aquel macroespacio, ví muchas. Odio ese sitio, pero me dio algo de pena y todo.
Hombre, no es tan sugerente como las fotos, pero solitario y silencioso era; los de las tiendas aprovechaban para limpiar, mirar internet...
Pero si lo que mola de la ciudad es el bullicio, el enjambre de personas y movimiento.
Creo que lo que mola de la ciudad es su versatilidad. Poder elegir entre bullicio y calma sin tener que coger el coche para disfrutar de uno o de otro. Esta entrada no pretende explicar únicamente las bondades de la calma de la ciudad, tan sólo que existe esa posibilidad. Yo soy el primero que me gusta el bullicio ravalero o del born, por poner dos ejemplos
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